LAS ÍTACAS
Sólo instante
Un pétalo desatinado,
rugió a su rosa,
estremecido y virulento. Se desprendió en peso leve
sobre los pastos quejumbrosos.
Acarició en su instante, apacible y dulce aire;
fue la calma seducción de ser cosa libre.
La rosa sigue siendo rosa, muy roja, rutilante.
Aquel rebelde pétalo, marchito,
musita y añora haber sido el capullo,
y piensa en el tiempo que fue también su perfume.
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